Era el fin de semana de Todos los Santos. Llevábamos casi un mes esperándolo, y ningún virus podía estropeárnoslo. "La gran Sacerdotisa"
Lisa había organizado unos talleres terroríficos, cuya invitación decía “ven a ensuciarte las manos con Dina”. Y eso nos encanta!!
La fiesta empezaba el viernes. Hicimos unos minis monísimos, de esos que se hacen en un plis plas y quedan geniales. Mi madre se lo paso bomba!! Y lo mejor fue verla hablar en español con Dina, ella contestándole en inglés … y se entendían. Es lo que tiene la magia!!.
Pero, el sábado era el gran día. El encuentro de las más brujas de las brujas (dicho con todo el cariño del mundo). Llegaron de todo el mundo. Por fin, nos encontramos las ya conocidas y otras a las que me encantó conocer por fin en persona:
Ana Sanz,
Sonia,
Sara,
Ana Manzana,
Laia,
Lourdes,
Dori,
Cuchy,
Yolanda, Elena, Montse, Marta,
Sara,
Aurea, Carmen,
Alicia, Marta,
Dina,
Lisa y yo. El lugar de reunión era el ideal: el estudio de Lisa en Gava, un sitio lleno de encanto, hadas, buenas vibraciones y mucho espacio y herramientas para jugar, todo ello amenizado con buena música. Dina nos dio las consignas necesarias para aprender a hacer magia, mientras todas la escuchábamos hechizadas. Su mesa se lleno de colores, pinceles, estrellas y muchos, muchos corazones.
Y, con sus palabras resonando en los oídos, empezamos a practicar. No quedo un rincón sin manchar, todo era válido para crear máscaras, texturas, expresar el arte que cada una lleva dentro.
Para coger fuerzas, teníamos un maravilloso pastel que Sonia preparó con todas sus dulces pócimas. Estaba tan rico, que no nos dio ni pena estropearlo. Lo de mancharse las manos con pintura no es lo suyo, pero con la harina, el azúcar y su chispa no tiene competencia. La mañana se paso en un momento. Y, nos tuvimos que despedir con mucha pena, porque con tanto crear nos quedamos con ganas de haber podido compartir más tiempo. Seguro que habrá otro encuentro mágico.
Fuimos a comer a un restaurante de los guays, para que las madrileñas pudieran disfrutar de los manjares de estas tierras. En la mesa, hubo momentos super divertidos, especialmente cuando se propuso un intercambio de verano y Marta nos deleito con un inglés perfecto. La bruja madre babeaba y las tías brujas sonreían con orgullo mal disimulado.
De allí, recogimos todos los bártulos y volamos hasta Castelldefels, a la mansión de Sonia, que ya lo tenía todo preparado para que la “fiesta de pijamas de Halowin” fuera un éxito. Guirnaldas, calabazas insectos varios que hacían gritar a Cuchy, y hasta la bruja del Mago de Oz aterrizo en el pastel. Se nos hizo entrega de regalitos, colgantes, minis, quesadas y mucho cariño. Allí, empezamos ya nuestros bailes y conjuros. Hablando y compartiendo trucos se nos paso la tarde. En un vuelo rápido, nos plantamos en la Creperia para cenar. La noche era fresquita, pero ni lo notamos. Ocho mujeres hablando, riendo, conociéndonos un poco más. Y tan a gusto de estar juntas.
Llegaron las 12 de la noche. Y teníamos que volver a nuestro escondite. Antes, dimos un paseo por Barcelona iluminada, aunque los ojos ya no veían nada. Parecía que el sueño iba a poder con nosotras. Las de los Madriles se habían levantado a las 5, pero con un poquito de pastel mágico y mucha coca cola, se nos paso todo y nos dedicamos a navegar por el mundo a través de Internet. A compartir páginas, ideas, recursos y muchas historias. Así llegaron las 6 de la mañana. Y lo mejor, sin habernos puesto el pijama.
Y, tras descansar los ojos un ratito, nos pusimos en marcha otra vez. Un buen desayuno con “aceite” y a la playa. Allí, probamos nuestras “dotes voladoras”, las poses Elsie que tan bien se le dan a Martita, risas, caidas, pero que locas estamos!! Con las gafas del atrezzo todo se veía de color rosa. Solo con acordarme de ese rato, se me pone un sonrisa en la boca.
Para que no se fueran sin ver algo de Barcelona, nos acercamos a un lugar mágico: El Parc Güell. Disfrutamos del sol, de la música, y nos hicimos fotos por arriba, por abajo, riendo, resbalando, y planeando nuevos encuentros. Y sin darnos cuenta, se hizo la hora de separarnos, y aún no habíamos comido. Asi que, al lugar preferido de Leo y Sonia: el McDonald´s. Pero, ya pensandso en el próximo encuentro… Creativa??
Ha sido un fin de semana de campamento, de risoterapia continua, de dejarnos llevar por la corriente de buen rollo, de amistad sincera, de sentirte a gusto, de compartir vivencias, de comer pasteles hechos con mucho amor, de sesiones de fotos, …. Un fin de semana que me ha dejado tan buen sabor de boca que estoy deseando repetir.
PD: El título de este post tiene el copyright de Sara (y Alicia)... por si acaso